Los sueños, esa sensación al irnos a dormir, ese ser que mezcla nuestros recuerdos, alborota nuestra memoria durante noches y noches, horas y horas; los sueños están ahí cada noche dentro de tu cabeza, nadie puede verlos excepto tú, porque son tuyos,… sin embargo no puedes controlarlos dependen de sí mismos aunque se alimentan de ti, pero son simplemente sueños; un mundo creado por y para ti, un lugar creado a tu medida a nuestra forma de ser, un lugar donde el tiempo no existe, donde todo lo imposible se convierte en posible, todo es posible: volar, amar lo odiado, vivir lo que nunca has vivido, morir y volver a nacer, es nuestro sueño perfecto.
En muchas culturas el sueño es un valor muy importante al cual se le atribuyen unos valores proféticos, concebido como un mensaje cifrado que el destinatario debe desentrañar. Encontramos esta creencia en la Biblia, donde José interpreta los sueños del Faraón. Otro lugar donde al sueño se le atribuían poderes premonitores era en Grecia, más conocido como oniromancia (del griego ὄνειρος, ensueño, y -mancia), era el arte o poder con el cual se pretende predecir acontecimientos futuros a través de los sueños. También se decía que los oráculos predecían el futuro contándoles tus sueños, aunque no solo eran conocidos por eso, los oráculos eran muy importantes para los griegos y los romanos, a veces solamente se trataba de lugares a los cuales se iba, y que allí tenías una premonición, pero más tarde se comprobó que estos lugares estaban muy cercanos a volcanes o sitios de los cuales surgía unos gases que hacían que sus visitantes viesen cosas que sin ellos no habrían visto; aunque la ciencia lo intente explicar de algún modo, algunas veces estos oráculos predecían el futuro a través de interpretaciones físicas, de símbolos sobre piedras (Runas), o sobre cartas (Tarot), en ocasiones sus predicciones ocurrían, y otras en cambio su respuesta era solamente otro acertijo más, el cual debías descifrar e incluso consultar en tus sueños. Hay muchas manera de interpretar nuestros sueños, en la Antigua Grecia hubo un famoso oniromante, un intérprete profesional de los sueños con fines científicos y didácticos, Artemidoro (del s. II d.C.) el cual creó un manual de interpretación de sueños, se podría decir que el más antiguo libro de los sueños que se conserva es su obra Oneirokritiká o La Interpretación de los sueños; llegaría a reunir más de 3.000 sueños de quienes le consultaban, interesándose no solo en el contenido onírico sino también en la psicología humana.
Este es un gran ejemplo de que los sueños sin que nos demos cuenta significan algo para nosotros, en ocasiones soñaremos algo, que no le daremos sentido alguno, entonces sucede algo que nos hace pensar en aquel sueño y en ese instante creemos en que los sueños nos pueden dar sentido a algunos actos e incluso avisarnos de ellos, pero he aquí la duda, una duda que muchos científicos, filósofos y muchos otros han intentado descifrar, ¿existe la casualidad?, ¿la probabilidad de que los sueños nos avisen?, ¿de qué nos muestren acontecimientos futuros?, ¿qué nuestro subconsciente cree una ilusión, que más tarde nosotros la interpretemos cómo tal?, ¿de qué nuestro subconsciente nos domina?, ¿nos controla?, ¿nos utiliza?, ¿qué utiliza nuestros miedos en los sueños generando así un dominio sobre nuestra razón?. Son tantas preguntas que nadie podría contestar, y respuestas muy difíciles de encontrar.
Los sueños, como una palabra tan simple puede albergar tantos misterios, tantas preguntas deseosas de ser contestadas, y es ese misterio, ese deseo el que nos impulsa a creer, a veces, en esas historias tan fantasiosas donde un imperio conquistó a otro solo por el simple hecho de haber creído en el sueño de una de sus pitonisas, o porque su dios les habló en sueños, son tantos los hechos inexplicables, que nadie sabe el cómo, ni el porqué.
De los sueños puedes aprender, puedes olvidarlos, lo único que no debes hacer jamás es depender de ellos, porque ellos, los sueños, no respetan la razón ni el sentido, pueden parecer de ensueño pero nunca hay que dejar que esos sueños nos manipulen porque si no se convertirán en pesadillas.
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