lunes, 16 de junio de 2008

Ensayo: El recuerdo


Hablar del recuerdo no es fácil. Se puede definir de muchas maneras pero es de esas palabras que para cada persona tiene más de un significado, como melancolía o alegría. Cervantes hablaba de la memoria como la enemiga mortal de su descanso y, de hecho, hay muchas personas que no hacen sino rememorar una y otra vez ciertos recuerdos que persisten en su memoria, muchas veces sin quererlo, aunque supongo que esto pasa a ser de "recuerdo" a "trauma". Se quiera o no, los recuerdos son lo que somos, o por lo menos, el camino que alguna vez seguimos para ser lo que ahora somos. Pero es erróneo hablar del recuerdo como algo sencillamente bonito. Recuerdos hay malos y buenos. Muchos malos persisten aunque no se quiera, otros pocos afortunadamente se logran olvidar, o por lo menos queremos convencernos de que los hemos olvidado, y luchamos contra ellos, olvidándonos de que el pasado, se recuerde o no, no puede cambiarse. También hay recuerdos buenos que se irán olvidando, y corre la posibilidad de que por alguna circunstancia se vuelvan a recordar: por ejemplo, tu serie de TV favorita cuando eras pequeño, la que recuerdas cuando ves por casualidad algo de ella en Intenet. Tanto esto como los buenos recuerdos que nunca se van de nuestro cerebro (los amigos de toda la vida) pueden dar paso a un sinúmero de sentimientos difíciles de describir... a saber alegría, o melancolía, quizá el peor de todos, catalogado por Gregorio Marañón como "un largo sufrimiento que puede hacer al individuo morir de pena". Sea como sea, personalmente, yo prefiero arriesgarme antes de olvidar todos esos buenos recuerdos que ahora memoro y, con ello, quién fui.

No hay comentarios: