
Es triste que hoy en día haya tal desprecio a, pongamos, el blanco y negro en las películas: Grandes clásicos como Alfred Hitchcock o Billy Wilder han sido olvidados por muchos, o directamente no han tenido la oportunidad de exhibirse en la gente más joven, y en muchas de las ocasiones en las que lo han hecho, han sido contestados injustamente. Si una película tiene más de 20 años ya se la considera vieja, y de que sea vieja, se desprecia. Es triste ver cómo se venden una tras otra (o son líderes de taquilla) despreciables comediuchas (si a eso se le puede llamar comedia) o típicos tipiquísimos slashers de protagonistas de grandes pechos y seso de esponja y sangre gratuíta, en lugar de obras de las que pocas quedan, de las que vemos en ellas las películas de antes.
¿Dónde está la guapísima Audrey Hepburn de la obra maestra "Desayuno con diamantes" o los clásicos fellinianos? Olvidados. No por todos, pero sí por los suficientes como para preocuparse. Tapar cosas así por una película en la que unos adolescentes sin cerebro apreciable viajan para vivir una (como rezan los cartelitos) "horrible pesadilla", se lleva. Ver a un chico joven elegir un clásico es raro, e incluso por parte de muchos mal mirado.
Por supuesto que hoy se hacen obras maestras. Muchas. Pero me pregunto si también serán olvidadas algún día.
Como curiosidad, me enteré el otro día que la película de las "Bratz" era de las más vendidas. Dios mío. Me vi rodeado de zombis que se guían por la peste que desprende la ignorancia.
Y si que a alguien le guste todo tipo de cine: el buen cine actual y el clásico es ser raro, pues... ¡Soy raro!
-J. Ángel-
No hay comentarios:
Publicar un comentario