domingo, 4 de noviembre de 2007

Reseña: "CARRIE" de Stephen King (Por José Ángel)

Título original: Carrie
Autor: Stephen King
Traductor: Gregorio Vlastelica
Año: 1973
Idioma original: Inglés
Editorial: Debolsillo

Impresión general:
El libro que me hizo apreciar a Stephen King. Su primer éxito literario es una historia que me hace daño, una especie de ejemplo perfecto de persona destinada a no ser feliz. La película de Brian De Palma es una adaptación casi perfecta.
La historia es cruel, dura y triste. Más que de terror, es un drama con elementos terroríficos, pero de un modo u otro, consiguió atarme al libro de principio a fin. Es una de las mejores obras de King, junto con ·El resplandor" o "It (Eso)".
Otro elemento destacable es que la protagonista, siendo peligrosamente poderosa, es a la vez, vulnerable y sientes lástima por ella durante todo el relato.
Magnífica, una de mis novelas favoritas (si no, mi favorita).

Sinopsis:
Carrie White es una joven adolescente cuyos compañeros y compañeras de colegio usan como elemento de burla en toda ocasión. Su aspecto físico (pecosa, delgaducha, fea...) y su actitud (callada, tímida, cohibida...) son, quizá, los motivos. Vive bajo las extremas hasta la exageración condiciones beatas de su madre, dejando en el desconocido para su hija toda cuestión suxual, desde niña. Carrie tiene también poderes telequinéticos, que desde su niñez manifestó, lo que provoca el temor de su madre (como el ejemplo de la lluvia de piedras).
Un día, a Carrie la llega su primera regla en las duchas del instituto a la edad de 16 años. Al creer que muere desangrada, se asusta, lo que hace que sus compañeras la maltraten de nuevo. Sólo su profesora de gimnasia la ayuda y protege.
Una chica siente lástima por ella, así que pide a su novio que invite a Carrie a la fiesta de fin de curso. Carrie es feliz por primera vez en su vida. Pero otra chica, vengativa por el castigo que las impusieron a todas en gimnasia a causa de los malos tratos a Carrie, se encarga de arruinarla la noche preparando una trampa para llenarla de sangre de cerdo delante de todo el instituto. Carrie se siente vengativa y mata a sus compañeros al no poder soportarlo más usando la telequinesia. En su casa acaba con la vida de su madre parándola el corazón y con la suya propia.

Cuento: Caperucita roja (Por José Ángel) (Cuento popular)



Caperucita roja era una niña cuya madre la mandó un día ir a casa de su abuelita enferma para llevarla comida. La dijo también que no se distrajera con nada. En el camino, Caperucita se encontró con el lobo feroz, quien la engañó diciéndola que por otro camino llegaría más pronto a casa de la abuela. Caperucita, engañada, fue por el camino que la indicó el lobo, que era más largo, mientras que el otro llegó a casa de la abuelita para comerla y meterse en su cama a esperar a Caperucita. Cuando ésta llegó, el lobo se la comió también. Sólo gracias a un cazador que pasaba (tío de Caperucita) se salvaron, pues mientras el lobo dormía le rajó la barriga y sacó a Caperucita y a su abuela de dentro y las sustituyó por rocas. El lobo, por el peso de las rocas en su barriga, cayó al río y no volvieron a saber de él. Caperucita volvió a salvo con su madre.

Moraleja:
Siendo pequeños, los consejos de nuestros padres son los que debemos seguir para ir bien. La moraleja es tan sencilla como que hay que obedecer a los padres porque ellos sólo desean lo mejor para nosotros.

Cuento: El patito feo (Por Alejandra)

En un pequeño riachuelo vivía una bandada de patos. Todos eran unos patitos guapos y blancos menos uno que era negro y feo. Los demás patos no le hacían caso y se burlaban de él dejándolo de lado. Un día el patito feo se escapó hacia otra parte del río donde creció y se convirtió en un hermoso cisne. Al volver a su parte del río todos los patos lo aceptaron y no se burlaron más de él.

Moraleja:
Como en la vida real, las personas tendemos a dejar de lado por temos e inseguridad aquello que no nos es familiar o nos parece extraño y diferente a lo que aparentemente para nosotros es normal. La mayoría de la gente no acepta al diferente pero todo el mundo puede cambiar y llegar a superar lo que era antes, aunque haya tantos prejuicios.

Cuento: Fuera de tiempo (Por José Ángel) (Inventado)

Edu era un chaval cualquiera dentro de una ciudad en la que todo el mundo era igual a simple vista. Pero Edu se solía ver a sí mismo como superior y no estaba dispuesto a perder el tiempo con pequeñeces ni cosas que no le importaban. Eso le trajo a Edu consecuencias desagradables. Su abuelo era, quizás, la persona que más le quería, pero Edu era demasiado tonto o ingorante y egocéntrico para no darse cuenta de ello.
Más de una vez su abuelo quiso compartir momentos con su único nieto, cosas que a Edu le resultaban aburridas y las rechazaba. Su abuelo, por ejemplo, tuvo una vez ilusión por salir a pasear al campo con su nieto para contarle como era su vida de joven y compartir palabras.
-No me interesa lo que te pasara, bastante tengo ya con lo mío.
Algo así fue la respuesta de Edu a su abuelo respecto a su oferta. Y era así todo el tiempo. Su abuelo cada vez se encontraba más afectado, pues a pesar de esa frialdad seguía queriendo a su nieto como nadie y como a nadie.
Un día en que Edu tuvo un conflicto con sus amigos y necesitaba un hombro para llorar, fue a acudir a su abuelo, pero se encotró con la noticia de que éste acababa de morir mientras dormía, cansado, angustiado... En ese momento Edu recordó la cantidad de malas palabras y rechazos que le había lanzado a su abuelo, y comprendió que murió apenado por su nieto. Y ya era tarde para disculparse y decirle que le quería cara a cara.

Moraleja:
Hemos de ver más allá de lo que nuestros ojos nos permiten. Tenemos más de lo que creemos y no estar agradecidos por ello puede ocasionarnos malas consecuencias. Hay que aprender a mirar por los demás y a pensar en el sentimiento ajeno y no sólo en el de uno.

Cuento: Pinocho (Por Alejandra)

Un artesano que trabajaba la madera se sentía muy solo ya que había dedicado su vida a trabajar y no a formar una familia. Un día talló un niño de madera y lo llamó Pinocho. Un hechizo mágico hizo que Pinocho cobrara vida. Pero había una condición: si mentía le crecería la nariz y no podría convertirse en un niño de verdad. Pinocho fue encontrándose con malas personas y su nariz empezó a crecer.

Moraleja:
Todo puede pasar pero siempre tenemos que tener cuidado con consecuencias buenas y con consecuencias malas. Y todo lo que deseamos puede hacerse realidad pero no siempre como deseamos. Las mentiras son algo que tenemos presente todos los días y que no valoramos porque cada día nos acostumbramos más a ellas.

¿Los jóvenes sólo se miran el ombligo? No (Por José Ángel)

Parece que los jóvenes de hoy día son siempre los malos de turno. Se piensa la gente que porque haya alguna juventud descontrolada, toda es igual. Lamento contradecir a aquellos/as que así piensan.
Hay jóvenes que saben lo que les espera: una vida dura en la que más que vivir, hay que sobrevivir. Y ante esa evidencia, su reacción es el esfuerzo. ¿Que hay despiestes? ¡Obvio! ¿Quién no los tiene?
La forma de la gente y de la sociedad de estereotipar a los jóvenes es vergonzosa. Por supuesto uno tiene que mirar por los demás. Pero la persona también cuenta. Y eso hacen los jóvenes, de no ser así, ninguno tendría amigos y cada uno viviría en su correspondiente burbuja.
No hay que llegar al límite de atreverse a decir que todos los jóvenes son igual de egocéntricos. ¿Cuántos jóvenes habrá en éste mismo momento, sea el que sea, que se están esforzando por su futuro? Millones. Parece mucho. Y más que es.
Sencillamente el dilema deja de ser dilema cuando se saca a la luz la verdad: Los adolescentes miran por ellos, por los de su alrededor y se preocupan por conseguir un mundo mejor para suy futuro, en el que tengan que formar su propia vida independiente.

El Campesino ingenioso (por Marina)



El monarca, que había salido de caza muy temprano, encontró a un campesino que estaba arando.
- ¿Cuánto ganas al día? – le preguntó.
- Cuatro dracmas, señor – contestó el labriego-. El primero me lo como, el segundo lo pongo a interés, el tercero lo devuelvo y el cuarto lo tiro.
El monarca se alejó intrigado, tratando de descifrar la respuesta. Pero le era imposible y regresó junto al campesino para que le aclarase el significado de sus palabras. El hombre contestó:
- La explicación es ésta, Majestad: con el primer dracma adquiero mi sustento; con el segundo alimento a mis hijos, que me alimentarán a su vez cuando yo sea viejo, que es como poner el dracma a rédito; con el tercero mantengo a mi padre y así le devuelvo lo que él hizo por mí. Con el cuarto mantengo a mi mujer, que es como si lo tiras, porque no me reportará ningún beneficio.
- Muy bien explicado – repuso el rey-. Y ahora prométeme que no le contarás lo mismo a nadie antes de haber visto mi cara cien veces.
El campesino lo prometió solemnemente y el monarca, satisfecho, regresó a su palacio.
El monarca, sentado a la mesa con sus ministros, les propuso esta adivinanza:
- Un campesino gana cuatro dracmas al día. Come con el primero, pone a interés el segundo, devuelve el tercero y tira el cuarto. ¿Cuál es la solución?
Los palaciegos no acertaban con la respuesta. El primer ministro, montando en su caballo, recorrió los campos y fue a encontrar al labriego para rogarle que le explicase la adivinanza, si la conocía.
- Así es, señor, pero no le puedo revelar la respuesta, pues prometí al rey no hacerlo hasta ver cien veces su cara.
- Eso es bien fácil. Ahora mismo verás cien veces la cara de nuestro rey.
El ministro, sacando una bolsa de cien monedas, se las entregó al campesino. Al sacarlas de una en una, fue contemplando la efigie del monarca impresa en las monedas.
- Puesto que ya no falto a mí promesa, os revelaré el secreto – repuso el hombre con su mejor sonrisa.
Lo hizo así y el ministro, satisfecho, regresó junto al soberano, respondiendo con exactitud al acertijo.
- ¿Cómo has encontrado la solución?
El ministro refirió lo sucedido y el monarca envió en busca del labriego para castigarle.
- Señor, no he quebrantado mi promesa y de ello tengo la prueba – dijo el campesino.
Entonces, sacando la bolsa de las cien monedas de oro las derramó sobre la mesa.
- ¿Qué veis en estas monedas, señor? – preguntó.
- No veo en ellas otra cosa que mi efigie.
- Su Majestad ha respondido bien, porque las he contado y he visto cien veces vuestro rostro grabado en ellas.
- Tu sagacidad merece una recompensa igual a estas cien monedas. ¡Ojalá todos mis súbditos tuvieran tu inteligencia y buen juicio!
El rey ordenó que le recompensaran como se merecía.



Moraleja:
En esta historia hay que destacar la lealtad y la sabiduría de un campesino que se descubre como un hombre sabio e inteligente. En primer lugar cumple su promesa y además demuestra que es capaz de ver más allá de lo que ven otras personas con más conocimientos y sin faltar nunca a la verdad. Por tanto los valores a destacar en este cuento serían el respeto a la lealtad y a la verdad que son valorados por los demás como un mérito destacado.

¿Los jóvenes sólo se miran el ombligo? Sí (Por José Ángel)

Podíamos etiquetar a la sociedad juvenil y adolescente de hoy en día como un mundo nefasto en el que la bondad y disposición a colaborar en asuntos ajenos son elementos paupérrimos.
La mayoría de los jóvenes de hoy en día no hacen sino pensar en ellos sin parar. Anteponen la fiesta, el botellón y demás diversiones absurdas a sus estudios y a cultivarse como personas.
No soy de los que generalizan y soy de los que odian las lecturas y películas que estereotipan, pero los hechos son claros y convincentes. No hay noche en la que al salir no te encuentres con algún adolescente con alguna gota de alcohol de más o fumando, molestando, armando alboroto...
Es más que evidente que si ésta gente que hoy en día forma la adolescencia que contemplamos son los futuros adultos y controladores del mundo, estamos acabados.
Falta cabeza, asentarla, esforzarse por labrarse un porvenir y demás elementos esenciales que no vendrían nada mal en el futuro para los jóvenes de hoy en día.
Salir, la pareja, la no pareja, el sexo, la fiesta, son algunos de los elementos que forman el epicentro de sus vidas. Hoy lo importante es la ropa, el aspecto físico, el estar guapo y el arrasar con el sexo contrario. Y si a ello le añadimos el Internet, el móvil, y todo lo que funciona, ya no a pilas, sino a electricidad (la de toda la vida, fíjate), pues estamos apañados. El Messenger es algo de lo que no se puede carecer. Si no tienes, no eres nadie.
Eso es lo que pasa. El interior de la persona, los sentimientos, el esfuerzo por un futuro mejor... todo eso ocupa, ya no un puesto secundario, sino que directamente no ocupa ningún puesto en la vida de muchos jóvenes.
¿Hasta dónde vamos a llegar?
Socorro.

¿Los jóvenes sólo se miran el ombligo? No (Por Alejandra)

No sé si serán los nuevos productos alimenticios o las bebidas energéticas pero una nueva raza de súper-héroes se está forjando en el mundo, sí, son ellos: los jóvenes. ¿Qué no saben hoy en día los jóvenes? La sociedad ha creado unos jóvenes que no tienen preguntas, son capaces de contestarse ellos mismos, que miran para adelante, que tienen objetivos y ganas de conseguirlos. Cada vez hay más jóvenes concienciados con organizaciones y grupos para cambiar el mundo. Por lo menos un 60% participa en asociaciones o colaboran para ayudar en los diversos problemas mundiales. Son capaces de movilizar países para revindicar algo en lo que creen, mueven sus pensamientos y sensaciones a través de Internet, no tienen reparo en mostrar su personalidad o capacidades. No quieren callarse y exigen ser escuchados cueste lo que cueste. Piensan en positivo y con firmeza, no tienen límites.

El muñeco de nieve (por Marina)


Había dejado de nevar y los niños, ansiosos de libertad, salieron de casa y empezaron a corretear por la blanca y mullida alfombra recién formada.
La hija del herrero, tomando puñados de nieve con sus manitas hábiles, se entregó a la tarea de moldearla.
- Haré un muñeco como el hermanito que hubiera deseado tener – se dijo.
Le salió un niñito precioso, redondo, con los ojos de carbón y un botón rojo por boca. La pequeña estaba entusiasmada con su obra y convirtió al muñeco en su inseparable compañero durante los tristes días de aquel invierno. Le hablaba, le mimaba…
Pero pronto los días empezaron a ser más largos y los rayos del sol más cálidos…El muñeco se fundió sin dejar más rastro de su existencia que un charquito con dos carbones y un botón rojo. La niña lloró con desconsuelo.
Un viejecito, que buscaba en el sol la tibieza para su invierno, le dijo dulcemente a la niña:
- Seca tus lágrimas, chicuela, porque acabas de recibir una gran lección: ahora ya sabes que no debe ponerse el corazón en cosas perecederas.


Reflexión:
Este cuento puede parecer a primera vista un cuento infantil, para niños; pero no lo es pues al leerlo la primera vez me he quedado pensativa con la frase que dice el viejecito, y al leerlo la segunda vez, he entendido en su totalidad la frase; esta nos quiere decir que no debemos poner todo nuestro corazón y empeño en conseguir algo, que lo más probable es que dure poco, y cuando pase esto nos sentiremos mal y lo único que podremos hacer será llorar. También se puede interpretar como que no debemos empeñarnos en conseguir cosas materiales si no que nos hemos de preocupar por conseguir aquello que de verdad vale la pena.

¿Los jóvenes sólo s emiran el ombligo? Sí (Por Alejandra)

La verdad es que hoy en día hay pocas cosas que motiven y sorprendan a los jóvenes, porque viven contínuamente en una nube de humo que sólo les deja ver su propio ombligo. La sociedad nos ha mostrado una generación insana, adicta a los videojuegos, con permanentes cambios estéticos, una generación que sólo se preocupa de la manera en que visten o de aparentar delante de los demás. Los jóvenes ya no quieren luchar por un mundo mejor, simplemente les da igual lo que pase a su alrededor. Su continua indiferencia hacia temas tan importantes como el medio ambiente o su futuro, da que pensar de lo que pasará con el mundo dentro de unos años. Un estudio comenta que el 80% de los jóvenes sólo tienen un pensamiento fijo: El irse de fiesta o botellón. Con éstos objetivos en la vida queda ya poca esperanza para pensar que ésta generación podrá acabar con las guerras, el hambre en el mundo, la contaminación, etc. Supongo que pensarán "hay demasiada fiesta para preocuparse por eso". ¿Cuáles serán las consecuencias de éste contínuo "Carpe Diem?