domingo, 4 de noviembre de 2007

¿Los jóvenes sólo se miran el ombligo? Sí (Por José Ángel)

Podíamos etiquetar a la sociedad juvenil y adolescente de hoy en día como un mundo nefasto en el que la bondad y disposición a colaborar en asuntos ajenos son elementos paupérrimos.
La mayoría de los jóvenes de hoy en día no hacen sino pensar en ellos sin parar. Anteponen la fiesta, el botellón y demás diversiones absurdas a sus estudios y a cultivarse como personas.
No soy de los que generalizan y soy de los que odian las lecturas y películas que estereotipan, pero los hechos son claros y convincentes. No hay noche en la que al salir no te encuentres con algún adolescente con alguna gota de alcohol de más o fumando, molestando, armando alboroto...
Es más que evidente que si ésta gente que hoy en día forma la adolescencia que contemplamos son los futuros adultos y controladores del mundo, estamos acabados.
Falta cabeza, asentarla, esforzarse por labrarse un porvenir y demás elementos esenciales que no vendrían nada mal en el futuro para los jóvenes de hoy en día.
Salir, la pareja, la no pareja, el sexo, la fiesta, son algunos de los elementos que forman el epicentro de sus vidas. Hoy lo importante es la ropa, el aspecto físico, el estar guapo y el arrasar con el sexo contrario. Y si a ello le añadimos el Internet, el móvil, y todo lo que funciona, ya no a pilas, sino a electricidad (la de toda la vida, fíjate), pues estamos apañados. El Messenger es algo de lo que no se puede carecer. Si no tienes, no eres nadie.
Eso es lo que pasa. El interior de la persona, los sentimientos, el esfuerzo por un futuro mejor... todo eso ocupa, ya no un puesto secundario, sino que directamente no ocupa ningún puesto en la vida de muchos jóvenes.
¿Hasta dónde vamos a llegar?
Socorro.

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